viernes, 27 de julio de 2012

HIROO ONODA, EL ÚLTIMO DEFENSOR DEL VIEJO JAPÓN



HIROO ONODA, ha sido, desde mi punto de vista, una de las grandes personas del siglo pasado.

EL ÚLTIMO SOLDADO JAPONES,

Los hechos son los siguientes, el teniente segundo Hiroo Onoda, oficial de inteligencia del Ejercito Imperial Japonesse negó a aceptar la rendición de Japón durante prácticamente 30 años. ¿Existe alguna explicación razonable?

Lógicamente, era imposible que tanto él como sus hombres conocieran del lanzamiento de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki (6 y 9 de agosto de 1945), ni la rendición incondicional de Japón el 14 de agosto de 1945. También es razonable que no se creyera la "propaganda" lanzada por la aviación estadounidense informando sobre el fin de la guerra. Incluso que pensara que las palabras que surgían de un megáfono pronunciadas por "supuestos oficiales japoneses"sobre la rendición fuera una trampa. Perocuando empezarón a llegar recortes de prensa con fotos de Japón y su familia imperial también se nego a entregar las armas. Una acumulación de razones le impedián hacerlo: la convicción japonesa de que rendirse es el acto más deshonroso, el consejo dado por su madre anímandolo a suicidarse antes de caer como prisionero, un caracter testarudo incapaz de aceptar la derrota y, por que no, el miedo a las represalias de los habitantes de la isla de Lubang, a quienes había robado alimentos e incluso disparado durante años.

¿Y luego qué? El Japón que encontró ya no le gustaba.

BIOGRAFÍA:

Hiroo Onoda nacio en 1922 en Kainan (Japón). Era el quinto hijo de una familia pobre. En 1939, con 17 años, se fue de casa para trabajar en una empresa situada en China. En mayo de 1942 fue reclutado para servir al Emperador, siendo sometido a los durísimos sistemas de entrenamientos del Ejercito Imperial Japonés.

El 23 de diciembre de 1944, el teniente segundo fue enviado a la isla de Lubang, 75 millas al suroeste de Manila, para realizar operaciones guerrilleras que retrasasen el avance norteamericano. A sus 250 hombres, los repartio por la selva, junto con los suministros, preparados para entrar en acción. Los estadounidenses demostrarón una gran superioridad militar y causarón a los hombre de Onoda numerosas bajas. Cuando se produjo la rendición de Japón, Onoda y sus hombres no se enterarón, pero en abril de 1946, tras el mensaje por megáfono de un oficial japones, se rindieron todos menos Hiroo, Akatsu (que se rindio en 1949), Shimada (muerto por las fuerzas de seguridad Filipinas en 1955) y Kozuka, también muerto por la policía en 1972.

En enero de 1972 es capturado el sargento Soichi Yokoi, cerca del rio Talofofo de Guam. En el momento de ser repatriado lleva su rifle consigo para entregarselo al emperador con una disculpa por no haberle servido bien: "Con mucha verguenza, he regresado vivo". La frase se convirtio en un dicho popular en el pais nipon. Yokoi relato que permanecio escondido en una especie de trinchera junto a otros dos compañeros durante los primeros años, pero que luego se separarón por escasear la comida en la zona donde estaban construyendo un refugio, pero que no obstante habia mantenido el contacto con ellos hasta que se los encontro muertos por inanición en 1964.



Onoda continuó su campaña, inicialmente viviendo en las montañas con tres compañeros (el soldado Yuichi Akatsu, el cabo Shoichi Shimada y el soldado de primera clase Kinshichi Kozuka). La primera vez que vieron un folleto que afirmaba que la guerra había terminado fue en octubre de 1945 y decía lo siguiente:"La guerra terminó el 15 de agosto de 1945. ¡Bajen de las montañas!" Onoda, sin embargo, desconfió del folleto al pensar que se trataba de propaganda aliada, y razonando que no se hubiera lanzado si de verdad la guerra hubiera terminado. Hacia el final de 1945 se lanzaron panfletos por aire con una orden de entrega impreso en ellos del general Tomoyuki Yamashita. En este momento llevaban ya más de un año en la clandestinidad, y este prospecto había sido la única prueba que tenían de la guerra había terminado. El grupo de Onoda lo examinó para determinar si era auténtico o no, y decidió que era un engaño.

Uno de los cuatro, Yuichi Akatsu, se alejó de los demás en septiembre de 1949 y se rindió a las fuerzas filipinas en 1950 después de seis meses por su cuenta. Esto les pareció al resto un problema de seguridad, por lo que se hicieron aun más cuidadosos.

En 1952 se lanzaron desde un avión cartas y fotos de familiares instándolos a rendirse, pero los tres soldados llegaron a la conclusión que se trataba de un engaño. Shimada recibió un disparo en la pierna durante un tiroteo con los pescadores locales en junio de 1953, tras lo cual Onoda lo cuidó hasta que se curó. El 7 de mayo de 1954, a Shimada lo asesinaron por un disparo efectuado por un grupo de búsqueda en busca de los hombres.

Kozuka fue asesinado por dos disparos de la policía local el 19 de octubre de 1972, cuando él y Onoda, como parte de sus actividades de guerrilla, quemaron arroz recolectado por unos agricultores, dejando a Onoda solo. Aunque Onoda había sido oficialmente declarado muerto en diciembre de 1959, este suceso sugirió que era probable que aún estuviera vivo y se enviaron grupos en su busca, aunque ninguno tuvo éxito.

El 20 de febrero de 1974, Onoda conoció a un estudiante japonés que había abandonado la universidad, Norio Suzuki, que estaba viajando por el mundo en busca de "El teniente Onoda, un panda, y el Abominable Hombre de las Nieves, en ese orden". Onoda y Suzuki se hicieron amigos, pero Onoda todavía se negaba a rendirse, diciendo que estaba esperando órdenes de un superior.
Suzuki volvió a Japón con las fotografías en las que aparecía con Onoda como prueba de su encuentro y el gobierno japonés localizó al superior de Onoda, Taniguchi , que se había convertido en un librero. Taniguchi voló a Lubang el 9 de marzo 1974 e informó a Onoda de la derrota de Japón y le ordenó deponer las armas.



El teniente Onoda surgió de la selva 29 años después del final de la Segunda Guerra Mundial y aceptó la orden de la rendirse junto con la entrega de su uniforme y su espada, junto a su fusil tipo 99 Arisaka, todavía en condiciones de funcionamiento, 500 cartuchos y varias granadas de mano. Esto lo convierte en el penúltimo soldado japonés luchando en la guerra, solo superado siete meses después por Teruo Nakamura.



A pesar de que había matado a una treintena de habitantes de la isla filipina y participó en varios tiroteos con la policía, se tuvieron en cuenta las circunstancias, y Onoda recibió un indulto del presidente Ferdinand Marcos.

VIDA POSTERIOR

Onoda fue tan popular tras su regreso a Japón de que algunos japoneses lo impulsaron a presentarse como candidato a la dieta. También publicó una autobiografía, No Surrender: My Thirty-Year War (Sin rendirse: Mis treinta años de guerra), poco después de su entrega, que detallaba su vida como guerrillero en una guerra que hacía tiempo que había terminado. Sin embargo, Onoda no estaba contento con el hecho de ser objeto de tanta atención y estaba preocupado por lo que vio como el debilitamiento de los valores tradicionales japoneses.

En abril de 1975, siguió el ejemplo de su hermano mayor, Tadao y salió de Japón con rumbo a Brasil, donde se dedicó a la cría de ganado. Se casó en 1976 y asumió un papel de liderazgo en la comunidad japonesa local.

Después de leer acerca de un adolescente japonés que había asesinado a sus padres en 1980, Onoda regresó a Japón en 1984 y estableció el Onoda Shizen Juku ("Escuela de Naturaleza de Onoda") campamento de educación para jóvenes, situado en distintos lugares en Japón.

Onoda revisitó la Isla de Lubang en 1996, donando 10,000 dólares americanos para la escuela local en Lubang. Su esposa, Machie Onoda, se convirtió en jefa de la conservadora Asociación de Mujeres de Japón en 2006  En la actualidad, pasa tres meses del año en Brasil. Le fue concedida la medalla al Mérito de Santos-Dumont por la Fuerza Aérea Brasileña el 6 de diciembre 2004.



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